miércoles, 1 de julio de 2009

LAS ELECCIONES Y SUS CONSECUENCIAS

Concluyó la campaña electoral, votamos y el país sigue adelante. Los discursos altisonantes, las amenazas de fraude, la posible desestabilización del gobierno nacional y el peligro de hechos de violencia, sólo existieron en las mentes retorcidas de algunos dirigentes y nada pasó ni va a pasar.
En un día de mucho frío, con una epidemia de gripe que tiene alarmada a la población y con mucha indiferencia que marca el alto ausentismo, se llevó a cabo un acto eleccionario ejemplar, con resultados que muchos festejaron y otros sufrieron. En una democracia desarrollada éstas son las reglas de juego y se gana o se pierde, de acuerdo a la opinión del pueblo que es el árbitro definitivo. Cada uno de nosotros tendrá su explicación, de acuerdo a su ideología o intereses, pero los resultados son inapelables y los políticos deberán estudiar los mismos sin apasionamiento.

Por todo lo expuesto, cabe dar algunas opiniones que no pretenden ser la verdad absoluta sino una aproximación desinteresada de un simple ciudadano.

No hubo trampa porque el pueblo entendió el mensaje de la necesidad de controlar el acto en los lugares más distantes de nuestra patria. Debemos perfeccionar el sistema eliminando las listas sábana, las listas colectoras, las internas partidarias disimuladas en una elección general y generar un cambio total de las reglas que nos conduzcan a un sistema más moderno y cristalino.

El pueblo castigó los discursos de tono violento, votó en contra de muchos gobiernos provinciales y municipales, le mandó a la clase política un mensaje muy claro que busca el diálogo y la concordia y respiró tranquilo cuando se conocieron los resultados.

Uno de los problemas que tiene nuestra organización política es que les confiere a los gobiernos demasiadas atribuciones a través de las mayorías parlamentarias. Un presidente, un gobernador o un intendente, cuando tiene mayoría absoluta en su respectivo cuerpo deliberativo, pierde la capacidad de consenso, impone su forma absoluta de pensamiento y las minorías se transforman en denunciantes sin capacidad de cambiar la realidad. Hay excepciones, pero ésta es la regla general. En mi ciudad, gobernada por la UCR, en mi provincia y en la nación han desaparecido las mayorías absolutas. Se gobernará con más cuidado y con diálogo y esto es bueno.

Cuando analizamos la nueva conformación de los cuerpos deliberativos, vemos reflejada en ella la pluralidad de pensamiento de la sociedad. Si no aceptamos el pensamiento único, que le ha causado muchos males a la humanidad, debemos admitir una derecha democrática, representantes de una izquierda progresista y la presencia de los grandes partidos históricos de nuestro país.

Lo importante que es nuestros representantes inicien el camino de acordar sobre temas muy importantes que están pendientes y que se comience a pensar en políticas de estado para los próximos años. Si ya comenzamos las campaña del 2011, estamos en problemas,

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