miércoles, 25 de febrero de 2009

SAN MARTÍN Y LAS INTERNAS POLÍTICAS

Hoy se cumplen 231 años del nacimiento de Padre de la Patria. En su ciudad natal, Yapeyú, se realiza un acto con la custodia de una treintena de granaderos que están apostados en esa localidad. Generalmente la ceremonia es presidida por el Presidente de la República.
La actual Presidente decidió no concurrir al evento y en su lugar presidir un acto en Rosario. Ni lerdo ni perezoso, el Vicepresidente anunció su presencia en Yapeyú siguiendo con su tarea de diferenciarse del Ejecutivo y buscando, aún más, protagonismo. El Gobierno decidió retirar a los granaderos de la ciudad natal de San Martín y trasladarlos a Buenos Aires para el acto central que presidió la Ministra de Defensa. El pueblo de Yapeyú salió a la calle a protestar tratando de impedir el mencionado traslado.
Estos son los hechos sobre los que cabe reflexionar ¿Que nos pasa a los argentinos que nos atrevemos a meter a San Martín en el medio de una interna política? ¿No piensan los miembros de la fórmula presidencial elegida por el pueblo que no es posible denigrar de esta manera la memoria de nuestro prócer?
Quizá sea oportuno que ambos lean un poco de la historia que marca el renunciamiento a los títulos, honores y riqueza de quien murió pobre y en el exilio por el enfrentamiento entre los argentinos ¿O será que estamos volviendo a épocas de nuestra historia que no queremos repetir?

viernes, 20 de febrero de 2009

miércoles, 4 de febrero de 2009

EL TRÁNSITO EN NECOCHEA

En los últimos años el parque automotor que circula por nuestra ciudad ha aumentado en forma muy importante, siguiendo la tendencia nacional por la mayor producción y comercialización de automóviles y como resultado de un desarrollo del producto bruto interno por el aumento de salarios y la buena rentabilidad del campo. Es probable que esto decline en el presente año 2009 por las difíciles condiciones económicas que deberemos afrontar.

También incide en el problema a considerar la poca predisposición de los ciudadanos a cumplir con las reglamentaciones y leyes vigentes. Acostumbrados como estamos los argentinos a vivir en un país donde las normas no se respetan, vemos a diario bicicletas circulando en contramano, que no atienden los semáforos, sin luces y tripuladas por más de una persona, conductores de vehículos que no usan el cinturón de seguridad y que exceden los límites máximos de velocidad y motociclistas que no tienen el casco protector y que circulan en forma peligrosa, poniendo en riesgo su integridad física y la de otras personas.

Se suma a todo esto el enorme ruido que la ciudad produce, como consecuencia de los escapes deteriorados o inexistentes en vehículos que circulan con patentes viejas, sin verificación vehicular y por ende sin seguro obligatorio.

¿Que hacemos ante todo esto? Absolutamente nada. El municipio no controla, o si lo hace, su resultado es muy pobre. Se han contratado quince inspectores nuevos en el área de Seguridad Pública y es muy difícil verlos por la calle, salvo en las peatonales de la playa haciendo relaciones públicas. Hay una eficiente tarea que se lleva a cabo en el centro de la ciudad, el multar a los vehículos mal estacionados en el sector del estacionamiento medido y esto tiene un afán solamente recaudatorio.

Terminado el verano veremos si nuestra ciudad comienza a luchar contra la contaminación de gases de escape, contra el insoportable ruido de los motores y por un lugar donde se circule con prudencia y respetando a los demás.

 

POR QUÉ UNA CAJA COOPERATIVA DE CRÉDITO

En algunas conversaciones  es posible escuchar frases como las siguientes:

“Más del 60% de nuestra población esta excluida del sistema bancario existente. No tiene una caja de ahorro o cuenta corriente; tampoco puede acceder a un financiamiento con tasas razonables”

“Localmente resulta sorprendentemente dificultoso disponer de estructuras de financiamiento que orienten el desarrollo de emprendimientos productivos, acompañados del análisis y la orientación para potenciar su capacidad de gestión.”

“La competitividad de nuestro territorio no depende exclusivamente de las políticas macro económicas, también son función de la capacidad de gestión construida en el lugar, la infraestructura existente, en particular la educativa, la cultura y disposición emocional de las personas que habitan el territorio”.

Estas frases y muchas más suelen nacer en conversaciones que se dan en un café, el núcleo familiar, la Universidad, la empresa, una entidad intermedia, cooperativa o gremial. Frases que expresan una intención, una necesidad, la expectativa de hacerse cargo de situaciones que percibimos como negativas, como factores de estancamiento del desarrollo local.

Muchas iniciativas, con mayor o menor éxito, surgen en distintos ámbitos  trabajando y construyendo respuestas sectoriales que instrumentan acciones destinadas a sustentan cambios y posibilidades. Pero no siempre contamos con la posibilidad de articular proyectos comunes, que apoyados en el compromiso y el accionar de entidades y personas, puedan construir una nueva realidad que beneficie al conjunto de la comunidad.

Hoy estamos ante esa posibilidad.

Con la reciente reglamentación de la Ley 26.173 contamos con un marco jurídico que nos posibilita crear las CAJAS DE CRÉDITO COOPERATIVAS (CCC).

 ¿PARA QUÉ?

Sí, para que ponernos en la tarea de utilizar recursos económicos y humanos destinados al proyecto de crear una CCC en nuestra ciudad.

Nosotros consideramos que es posible estructurar el proyecto en función de objetivos de corto, mediano y largo plazo que presentamos a continuación:

OBJETIVOS DE CORTO PLAZO

Proveer de instrumentos financieros al sector de la población que no esta accediendo al sistema bancario existente, y complementar la operatoria de aquellos que lo hacen con limitaciones o dificultades.

OBJETIVOS DE MEDIANO PLAZO

Diseño de proyectos locales destinados a concretar emprendimientos productivos, comerciales y de servicios, para los cuales la CCC puede articular la financiación con el asesoramiento en la puesta en marcha y gestión de los mismos.

OBJETIVOS DE LARGO PLAZO

Contribuir al desarrollo local articulando procesos que redunden en la productividad del territorio. En este sentido este proyecto puede dinamizar la capacidad de gestión, el desarrollo de infraestructura formativa y educativa, el cambio de supuestos arraigados en nuestras conversaciones, en definitiva actuar pro activamente en aquellos aspectos que están dependiendo de la gente que habita en la localidad.

 ¿QUÉ DICEN EL BANCO CENTRAL Y EL INAES?

Tanto el Banco Central de la República Argentina como el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) ven con simpatía y respaldan esta posibilidad, hecho de suma importancia ya que son los ámbitos de máxima responsabilidad estatal que involucra este proyecto.

Por ejemplo, desde el Banco Central se han emitido gacetillas informativas, con conceptos de los cuales destacamos algunos a continuación:

“Hoy faltan jugadores en el sistema financiero y estas cajas apuntan a los depósitos que no van totalmente a los bancos sino a otros mecanismos. Las cajas de crédito cooperativas, que operarán básicamente en las economías regionales, comenzarán a funcionar en los próximos días con el objetivo de atender al 89% de la economía que no se encuentra bancarizada”.

“Hoy el sistema de bancarización se ubica en un ridículo 11%, y con la presencia de estas nuevas entidades pretendemos llenar el vacío existente. La creación de estas cajas es consecuencia de una modificación a la ley de entidades financieras que se realizó por unanimidad en la Cámara de Diputados y en el Senado”.

“Ya trabajan en la documentación para el cumplimiento de los requisitos en las zonas de Paraná, Santa Fé, Córdoba, interior de Buenos Aires, el Alto Valle y La Pampa, entre otras”.

“La reglamentación de la Ley permite a las Cajas de Crédito Cooperativas ingresar como un nuevo actor al sistema financiero, destaca como elementos centrales, la posibilidad de contar con mayor cantidad de sucursales, como también, la flexibilización de los límites para operar con no asociados y clientes no radicados en la zona (aunque en ambos casos de manera marginal)”.

“Además, se dispuso la eliminación de los límites nominales a la captación de depósitos a plazo y a la tasa de interés activa, así como el hecho de habilitar la letra de cambio dentro del Sistema Nacional de Pagos”.

“Las CCC pueden contar con hasta 5 sucursales en su zona de actuación, definida por adyacencia geográfica y potencial de negocios y operar con asociados y con no asociados sin obligación de aporte mínimo”.

“No hay límites de monto para la captación de depósitos a plazo, aunque sí a la concentración por titular, y la letra de cambio es compensable en las mismas condiciones que un cheque y tiene similares atributos como instrumento de pago y crédito. Además, no tienen límites para fijar a qué tasa de interés captan depósitos”

“En cuanto al fomento de las economías regionales, deben aplicar no menos del 85% de sus recursos al financiamiento de las actividades productivas y de consumo generadas en su zona de actuación”.

“No podrán transferir fondos hacia los grandes centros financieros urbanos, evitándose así la dispersión de los esfuerzos y del ahorro de las economías locales, lo cual resulta ser uno de los objetivos centrales de las políticas públicas adoptadas en esta materia”.

“Fueron consideradas las experiencias internacionales exitosas en materia de crédito cooperativo, tales como Canadá, Italia y Alemania, cuyas legislaciones sirvieron de punto de partida”.

 LA EXPERIENCIA NACIONAL

La fundación del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, el 23 de noviembre de 1958, en la ciudad de Rosario, marca el inicio de una experiencia inédita de múltiples repercusiones en el campo de la economía social y entre los movimientos populares de la Argentina.

A poco de andar, la acción promotora del Instituto contribuyó a crear una amplia red de cajas de crédito cooperativas, asentadas en centenares de pueblos y ciudades con verdadero sentido federalista y orientadas hacia el desarrollo de las PYMES urbanas y rurales.

Según Gustavo De Marchi, “junto al desarrollo del sector cooperativo no financiero, desde los albores del siglo XX en la Argentina surgieron entidades que se ocuparon de administrar ahorros de la comunidad y de prestar servicios de asistencia crediticia a sus asociados. Es más, entre los años 1958-1966 se produjo un boom de parte del cooperativismo de crédito local cuando las cajas de crédito se multiplicaron de manera exponencial en todo el territorio nacional, concentrando el 15% del volumen total de depósitos, llegando a conformar una vastísima red de servicios cuasi bancarios que atendía a millones de personas”.

Sin embargo la caída de los gobiernos democráticos, primero en 1966, y luego en 1976, dispusieron un conjunto de acciones y restricciones de las operatorias que primero limitaron y luego  directamente excluyeron a dichas entidades cooperativas.

Así, el gobierno de Onganía se propuso eliminar a estas instituciones, y si bien el IMFC organizó una campaña de defensa de las Cajas de Crédito que logro resistir la embestida, no pudo evitar que la mitad de las 1000 entidades crediticias cooperativas cerraran sus puertas. La arremetida no se detuvo: la dictadura militar de 1976 continuó con el intento de liquidarlas. Con el Plan Económico instaurado en nuestro país, a partir del 2 de abril de 1976, se perfeccionó los instrumentos destinados a su liquidación. La Ley 21.526 de entidades financieras (BO 21/02/77) limitó sensiblemente el accionar de las Cajas de Crédito, que en algunos casos se constituyeron en Bancos Cooperativos, hasta que también estos debieron irse fusionando y llegar a la situación actual que todos conocemos.

Un saldo provisional de esta experiencia Argentina nos deja profundas enseñanzas:

  • Es posible crear y sostener redes de entidades financieras locales, que bajo la figura cooperativa, hacen posible el acceso al crédito a las PYMES y vecinos de los pueblos.
  • Articulando compromiso social con capacidad de gestión podemos concretar proyectos locales sostenidos en la participación de sus asociados, sin la necesidad de recurrir a intermediarios financieros concentrados o extranjeros para administrar nuestros propios recursos.
  • La experiencia fue notablemente exitosa, solo limitada y reducida por contextos no democráticos al servicio del capital más concentrado, que veían en estas entidades una limitación a sus lucrativos negocios y negociados.
  • Esta aún reciente experiencia permanece en la memoria popular, y puede constituir un factor de éxito en el lanzamiento de esta nueva experiencia.

 LA EXPERIENCIA INTERNACIONAL

El marco regulador de aplicación en nuestro país, recoge la experiencia Internacional, en particular la de Italia.

Antes de avanzar, cabe rescatar que en la Comunidad Económica Europea, el Cooperativismo de Crédito tiene un fuerte peso en sus economías. En promedio, representa el 20% del sistema financiero Europeo, con presencia muy destacada en países como Italia, Alemania, Bélgica, Francia, Holanda, Austria y España. Similar porcentual se da en Canadá, donde en cinco importantes regiones han destacado su presencia e influencia masiva.

En Italia, los Bancos de Crédito Cooperativos (BCC) fueron el punto de referencia para la comunidad del territorio. Se renovaron y conformaron a los cambios conservando en el curso del tiempo los ideales que caracterizan sus propias largas historias, o sea:

 Mutualismo: repartir crédito principalmente a los asociados y a las comunidades locales.

  • Localismo: en el sentido no solamente de proximidad física, sino también como concordancia de ideales, valores y sensibilidad.
  • Cultura Cooperativa y Solidaria: o sea conocimiento del territorio, de las exigencias reales de la comunidad, pero también constante atención a la evolución cultural, económica y tecnológica de la sociedad.

 Actualmente los BCC en Italia son 442, con 3926 agencias (sucursales), cuentan con 28.800 empleados y 865.000 asociados.

El estatuto tipo de los BCC elaborado por FEDERCASSE (la federación que lo agrupa) exalta la relación con el territorio, el mejoramiento de las condiciones morales, culturales y económicas de sus asociados y de las comunidades locales, pero también la promoción de la cohesión social y el crecimiento responsable y sustentable del territorio.

Los valores en que se funda la acción de los BCC expresan el principio de la centralidad de la persona, valorización del capital humano, compromiso en el satisfacer las necesidades financieras de los asociados y clientes, principio de autonomía del BCC, participación de los asociados en la vida social y económica de las entidades, cooperación a través de la unión de las fuerzas, trabajo en grupo, promoción del desarrollo local por medio de la actividad crediticia y la utilización de parte de los excedentes para la responsabilidad social, y la capacitación permanente para favorecer el crecimiento de las competencias.

Otra experiencia que nos inspira es la llevada a cabo en el País Vasco, en la zona de la localidad de Mondragón.

Nacida en un contexto muy desfavorable, y entendiendo que “la cooperación es la poderosa palanca que multiplica nuestras fuerzas”, el cura José María Arizmendiarrieta fue el impulsor de esta poderosa experiencia cooperativa.

En el año 1955 nace la primer cooperativa de trabajo, bajo el nombre de ULGOR (hoy FAGOR), y luego de un inspirado proceso donde las Cajas Populares de Crédito fueron el factor articulador y de financiamiento del desarrollo, fue posible la constitución del Grupo Mondragón, integrado en la actualidad por más de 210 cooperativas, que ocupan a 100.000 personas, con ventas anuales por 16.200 millones de Euros.