Nuestra querida ciudad sufre de
circunstancias que desde hace años nos detienen, nos impide el desarrollo y nos
diferencia de nuestros vecinos más cercanos que siguen para adelante con la
unión de todos sus ciudadanos.
Circunstancias trágicas como
varias muertes en accidentes viales o luchas intestinas de partidos
políticos que traen enfrentamientos y
divisiones a nuestra sociedad son las principales razones de este
estancamiento.
Podríamos repasar la historia de
nuestros gobernantes comenzando por la muerte en la ruta del delegado
municipal, mal llamado intendente, Norberto Echegoyen que fue suplantado por
otro colaborador de los militares, quien ocupó el llamado sillón de Murga en
dos oportunidades, Alberto Percario.
Vuelta la democracia fue electo
Intendente el joven abogado Domingo Taraborelli, quien con sus aciertos y
errores consiguió el apoyo popular y fue reelecto cuatro años más tarde. Pero
el destino trágico metió la cola y Coco falleció también en un accidente.
Asumió como Intendente el primer
Concejal de la lista, Alfredo Vidal hermano de José Luis, actual Presidente del
HCD. A poco de andar y sin esperar la renovación de autoridades Vidal fue
destituido y asumió el segundo Concejal Julio Magnaterra, sin que mejorara la
situación política y económica del distrito.
Viene luego el período de mandato
de José Aloisi y los dos mandatos del Dr. Julio Municoy, estos plagados de
renuncias (hubo dos Intendente Interinos más) quien privilegió cargos
provinciales al destino de nuestro distrito.
Ocho años más tarde cambia el
signo político y asume el Dr. Daniel Molina, quien llevó a cabo un aceptable
primer período de cuatro años, pero que se dejó estar y volvimos a quedarnos
sin el necesario empuje para avanzar luego de su reelección.
En ese tiempo emergía una figura política
de gran proyección, el Dr. Gastón Guarracino, dos veces Senador Provincial,
funcionario de los gobiernos provincial y nacional y secundado por un equipo
importante en su preparación para gobernar la ciudad. Pero una noche también
perdió la vida en la ruta. Se desmoronó un proyecto político y esto dejó el
campo propicio para que ganara el radical devenido en cristinista al amparo del
apabullante triunfo de la
Presidente , el actual Intendente Horacio Tellechea.
Los hechos demostraron que no había más
proyecto que el de traer obras con fondos nacionales y que el Intendente se
rodeó de funcionarios ajenos a nuestros pagos y de dudosa honorabilidad, lo que
trajo como consecuencia irregularidades que fueron detectadas por el HCD y por
el H. Tribunal de Cuentas de la Provincia.
Final anunciado: otro Intendente destituido y un vació de
poder con final incierto.
Podremos algún día los
necochenses tener un gobierno con apoyo popular, que convoque a todas las
fuerzas vivas al desarrollo de nuestra comunidad?
Los agravios y enfrentamientos
actuales no auguran un cambio de nuestro destino.
CARLOS ALBERTO VEIGA